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Hay cosas que vi que nunca grabé, por falta de batería o por respeto, eran muchas horas que pasaba allá y a una GoPro vieja no le dura mucho la carga, además que al llevarla sin la carcaza a prueba de agua muchas veces debía guardarla por seguridad. Y respeto es no grabar algo que termine metiendo a alguien en la cárcel o cosas morbosas, supongo que no tenía el espíritu de muchos fotógrafos de la revuelta. Por ende, valoro mucho más las cosas que se guardan sólo en la memoria, las que vale la pena vivir al 100%, y no perderte de nada por andar mirando una cámara.

Foto de Chile Combativo, Alejandro Contreras

Sin embargo, no poseo de una buena memoria, he ido olvidando mucho, y lo que sí grabé lo veo para recordar y ser nostálgica. No obstante, hay un recuerdo que no puedo olvidar, porque es muy fuerte. Era cuando llegaba el bloque negro a la calle Carabineros de Chile, siempre chocando con la primera línea por ser muy ego, con ropa llamativa, y siempre tan miedosos de correr con la masa, o esperar a esconderse con los escudos, el bloque negro no. Cuando el bloque negro llegaba todos lo notaban, unas sombras negras, juveniles, que sacaban de la nada sus implementos tan peligrosos. Llegaban siempre enojados, les tenía mucho respeto, los fotógrafos sacaban las fotos de atrás, yo como estaba adelante los tenía al lado, así que guardaba la cámara porque gritaban que no sacáramos fotos, y sabía que podrían enojarse y ponerse violentos si te veían grabando.

Muchas cosas vi del bloque negro, cosas bravas, mucho más de las que recuerdo, pero de nuevo, esta se queda. Tenía la GoPro guardada, y mi cámara análoga favorita también, o no sé, creo que sólo apagada u con mi mano tapada para que no me miraran mal. Estaba con el escudo apiñada con la poca primera línea que había, nos quedamos ahí, no había guanaco cerca, pero sí un piquete con el auto retén al lado. Estaban disparando perdigones, así que nadie se quería mover, sólo estaba la primera línea dentro de la calle al centro, y los camoteros y el resto de la masa de atrás estaba en Vicuña Mackenna por los costados, sin asomarse mucho al centro, usando los muros y el ángulo como protección, de verdad estaban disparando mucho, y de cerca, los pacos estaban pasado mitad de calle. Entonces el bloque negro sale desde atrás de las murallas, con mechas y piedras, unos varios que corrían para adelante y después volvían a resguardarse detrás de nosotros (Supongo que ahí les éramos útiles). En una de esas arremetidas avanzó muy adelante una figura femenina totalmente negra, bien encapuchada, y con una molotow en la mano, pero se acercó demasiado, mucho más que los otros. Supongo que como los otros no lograron atinarle al piquete que usaba el retén como escucho, ella decidió ir más allá. Llevaba la mecha en la mano, estaba lanzándola, casi soltándola, cuando le cae una ráfaga de perdigones. Alcanzó a tirar la molotow, pero por los perdigones su cuerpo la lanzó mal y no llegó al piquete. Se devolvió cojeando, al parecer le habían llegado todos, y en la pierna que llevaba levantando sobre todo, alguien de su piño, que iba detrás de ella, la fue a ayudar. Apoyándose con el brazo pasado por su cuello se fue cojeando rápidamente. Recuerdo que todos nos fuimos pa’ atrás por el miedo, pero alguien gritó algo como «camoteen para ayudar al compa, no la dejen sola», y ahí reaccionó la lluvia de camotes desde atrás al piquete.

Foto de José Miguel Araya

Como verán presencié muchas cosas, pero esta es una de las que me grabó la retina. En el momento y los días posteriores me arrepentí mucho de no haber grabado eso, para haberle mostrado al mundo, para que creyeran la historia (Ya que los fotógrafos estaban muy atrás para registrarlo). Mas hoy me doy cuenta que con vídeo y todo no me hubieran creído, así de hipócrita es el mundo, y un vídeo así hubiera servido al morbo de los fachos. Así que sea por ética o por las limitaciones técnicas de mis equipos, como unas dos semanas que estuve sin GoPro porque la mojó el guanaco y me costó mucho hacerla revivir, o por esa batería que se me iba antes del atardecer, a pesar de que yo me quedara pasado el ocaso, cuando se iba la luz y empezaban las peores cosas. Sí, así que sea por lo que sea, me gusta pensar que lo que no grabé, toda la gente ensangrentada, el bloque negro y así, es mejor que no los haya grabado. Me gusta pensar que se conservan mejor en la mente, que en una tarjeta Micro SD.

Así fueron las cosas, y así siguen siendo, cuando vuelven a mí en recuerdos ocasionales, o en pesadillas recurrentes a las noches. Sombras negras, nubes de gas, escudos replicantes a balas, castañeando, carne desgarrada por lo que sí impactó, y un silencio y complicidad de una sociedad que miró para otro lado, y rápido olvidó.

Jordan Dreamer, 16 de Septiembre del 2022.