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Yo no apruebo su convención constituyente a puertas cerradas

Chile es el único país en el mundo donde el poder legislativo a intervenido de manera tan descarada una asamblea constituyente al nivel de que ya no se puede llamar más asamblea constituyente.
En una asamblea constituyente a través de un plebiscito se elige qué sistema se ocupara para redactarla y cómo se elegirán a quienes la redacten.
Cuando el poder legislativo impone el método de elección, y la manera en que será redactada no es una constitución del pueblo, no es una asamblea constituyente.
Nos engañaron, nos mintieron, nos manipularon por temor a que el pueblo escribiera su propia constitución, le tienen miedo a la verdadera soberanía popular. Se asustaron cuando vieron que el pueblo se estaba organizando en asambleas, empezando el proceso para crear una asamblea constituyente, no querían que la gente organizada en sus barrios escribieran la constitución, así que se abalanzaron a firmar un acuerdo por la paz. Así nos quitaron nuestra soberanía y se aseguraron el poder, porque lo más importante para ellos no es la izquierda ni la derecha, sino que el poder se quede en el Estado, que el poder sea de los parlamentarios, que la toma de decisiones la lleven los diputados. Su mayor miedo es que la gente sola, sin ellos, sin políticos creen una asamblea constituyente, porque así, ellos perderían verdaderamente su poder.

Por eso, yo no apruebo la constitución de los partidos políticos, y eso no significa que iré a votar rechazo, significa que me niego a participar en su nefasto sistema democrático, que por 30 años ha puesto a las elites al poder, un sistema construido para que el pueblo jamás tenga poder propio, un sistema construido para que nosotres dependamos de ellos. Y si algún día quieren hablarme de constitución, no estoy completamente abnegada, creo en la democracia directa, y si algún día retomamos el trabajo que había en las asambleas territoriales para seguir con el verdadero proceso constituyente, entonces me sumaré, pero sólo me sumaré a una asamblea constituyente de verdad, organizada por el pueblo, sin pactos por la paz, sin la intervención del poder legislativo, sin la intervención del Estado. Si realmente queremos una constitución que ayude al pueblo, el pueblo debe escribirla, sin intervención de nadie más, con un plebiscito que no sólo pregunte si aprobamos o rechazamos un sistema impuesto, sino que pregunte cómo es que queremos que seamos el sistema para redactar esta nueva constitución, que el pueblo elija en las asambleas cómo, cuándo y dónde. Somos capaces de elegir eso, somos capaces de crear por votación nuestro propio sistema para la asamblea constituyente.

No espero tampoco que la gente opte por un anarquismo radical, entiendo que por ahora, la gente necesita una nueva constitución y que descentralizar los poderes es algo lento, pero estábamos yendo para allá, estábamos en ese proceso, hasta que llegaron los partidos políticos y nos vendieron un cuento. La convención constituyente que nos están vendiendo no es la asamblea constituyente que estábamos creando, es algo distinto, y la gente necesita entenderlo, nos están quitando la soberanía popular. Eso es lo que intento explicar, si vamos a querer una nueva constitución, hagamosla nosotres, y que ojalá eso y la democracia directa abran espacios para la descentralización de la sociedad y la abolición del Estado, todo se da a pequeños pasos, pero este cuento de la convención constituyente es un paso atrás en la liberación de la gente, en el cambio verdadero. Porque esto no se soluciona eligiendo a partidos políticos de izquierda, es todo el sistema el que debemos reformar, y eso incluye la política partidista que al día de hoy tiene el monopolio del poder, dejemos de creer en los partidos políticos, no dejemos que nos sigan tratando de esa manera paternalista, nosotres podemos sin su ayuda, no les necesitamos.

(Pancarta: Sin tranzar, ni temer, protestar hasta vencer)