Una mirada mantenida, sostenida ¿Qué nos trae aquí muchacho? Una polera roja como la sangre que brota por los pies en del río de una 213e, vestir siempre el cuello polo con el que nos colgaremos, algún día, en alguna ventana de tiempo. Paso dudativo ¿En qué piensas muchacho? No obstante, las manos son rápidas, feroces, asaltan la ventana tan alta y arrebatan, arrebatan mis arrebatos, los encantos. Un celular, miles de fotos, única prueba del vivir, los mensajes, única prueba de que alguien la quiere. Y te vas, no sin antes romper la rutina de tu entorno por 5 segundos. Lo rompiste todo, al duro skater que quedó preocupado, con el pecho apretado y las lágrimas invisibles que le brotan, el drogata que tuvo que salir de su embriaguez y darse cuenta de que no puedo escapar, y la señora ¡Señora! ¿Qué hace? ¿Por qué se consuela sola? ¿No ve que ya pasaron los 5 segundos? Ya a nadie le importa, no, nadie estaba pensando en detener el recorrido. Cierra un poco los ojos ¿No te importa? ¿Y entonces por qué sujetas el resto de tus cosas como si uno de los cómplices de adentro te fuera a robar lo que te queda? ¿Al menos no perdiste tu vida? El muchacho se llevó toda tu vida en 5 segundos, lo dicen tus ojos.
Respira, desvanece, nadie cuenta estas historias, la sangre inunda todo ¿A dónde me lleva su flujo esta vez? Si tan sólo dejaras de darme vueltas, sabes que estoy cansada compañera, me escupen sangre los pulmones. Ojalá me llevaras a Marseille, pero no llevas por donde se habla, se llega no más, Huelén ¿Y para acá por qué compañera? Ya no soy la adolescente inocente, ya no hay ilusiones debajo de esta piel, entonces ¿A dónde me llevarás ahora?
¡Ah! Aquí de nuevo, no me sorprende, te ríes en mi cara. Y sabes muy bien que ella ya no corre de sus miedos, ahora a sus miedos se los coge. Ergo, no puedo venir a verla bailar jamás, ella ya no baila acá, no hay acá. Luego de llegar no faltan los que preguntan si estoy bien ¿Creen que voy a decir que estoy mal? Es sólo un poco de agua, voy a estar bien, es una punzada en el corazón, voy a estar bien. Y está bien, celebren, ya ni tengo ganas de amargarme por eso. En efecto, sólo quiero descansar, por eso me siento aquí, porque puedo, porque llega el sol. No tardaré en mirar y en llorar, la luz me lleva, me invita, me abraza, me hace caminar para atrás. Que suave es.
Perdóname _______ (inserte los nombres de las más de 100 personas asesinadas por el Estado en esta revuelta), perdón por no poder hacer más que llorar y terminar inundando a estas calles y a esta gente con químicos. Perdón por no compartirte el sol, y créeme que el asfalto no está caliente por éste, está caliente por la rabia de tu asesinato, está caliente por la sangre que se ha derramado sobre éste.
Duelen las cosas ¿No? ¿Entonces para qué me traes aquí? Si no puedo hacer nada ¿Acaso vale la pena? No tengo control ni si quiera de mi andar, estoy condenada a acatar lo que la gente decida de mi vida. Y es más, me lanzas a merced del mundo sin tener si quiera algo donde sostenerme, me das a probar un poco para luego quitarme. Por favor deja de atormentarme ¿No ves que no puedo hablar? Debo callar todo esto en mi cabeza, todo lo que yo realmente deseo, lo que siento con tanta fuerza. Hasta que me quites el aliento, o… ¿Qué pasará si un día soy yo? ¿Qué pasa si me mata un tombo? Bah, ya ni sé qué es peor, sí que me atraviesen las balas, sí que me ahogue el carterista de la polera roja, o morir esperando a que alguien me mire, a que a alguien le importe, conectada a cables que se comerán lo que hice en una vida donde el laburo no me dejó vivir. Para eso mejor me mato yo ¿Es la única desición que me dejarás tomar?
Estoy esperando que alguien me ayude, que alguien me saque de esta calle, que digan algo para que me levante ¡Ponte vi’o que vienen los pacos!