El derecho a resistir lo obtenemos al nacer.
La pasividad es para aquellos que pierden su humanidad para entregarse a la voluntad de las bestias, dé la orden mi general y yo haré de las existencias un suplicio. Un corazón tranquilo con los horrores de la dictadura de Pinochet es un corazón cómplice.
Sobre los dichos de Paola Dragnic con respecto a que esconder la memoria con fiestas, carnavales, lentes de cartón, etc, es una forma de Neo negacionismo, donde se ridiculiza y se le baja el nivel a hechos aterradores. Sumado a los nuevos documentos sobre que a detenidos desaparecidos los transformaron en harina de pescado:
Lo mismo para la dictadura, lo mismo para la revuelta…
Estoy segura que el número de muertos y detenidos desaparecidos es más del que dicen, mucho más…
No me molestan las batucadas cuando tienen una expresión artística detrás, unos trajes de calavera, una metáfora y un mensaje detrás. No obstante, muchas veces si se superficializa todo, cuando en Alemania nadie sale a bailar y hacer actividades tipo fiesta y carnaval por la conmemoración del holocausto. Y en lo personal, lo que si realmente me molesta, son los consumidores de este tipo de conmemoraciones, ya que sólo quieren «celebrar», y si alguien no puede dar vuelta la página, porque no deberíamos hacer eso si aún no hay justicia, se enojan. Se molestan si alguien va a la romería a romper cosas, o a darle cara a la represión, como si no hubiera derecho a sentir rabia. Vaya si hasta se ofenden porque la gente vaya con bengalas.
Han pasado 50 años y siguen saliendo cosas nuevas a la luz, cada vez más turbias y horribles, y quizás hay cosas que jamás saldrán a la luz ¿Qué pasó en las catacumbas del ex colegio Chillean? Jamás lo sabremos, todo se cubrió, y ahora qué se da el capítulo por cerrado, que viva la democracia, los edificios y el progreso pasan por sobre cualquier resto que quedó.
Literal todos comiendo tranquilos su asado después de los nuevos documentos desclasificados de la CIA que salieron.
De chica me dijeron que fue mala la dictadura, pero una cosa chica, torturas piola, reducidas, cuando resulta que es casi lo mismo que lo que pasó en Alemania. No fueron nada números pequeños, ni casos aislados. En Chile ocurrieron de los crimines más terribles de la historia de la humanidad.
¿Y qué pasó el 2019 en metro Baquedano?
No, respeto su batucada, pero si van a estar quejándose de que hagamos mierda todo mejor váyanse a la chucha. La herida está, sigue, jamás ha sanado, y resulta que no fue solo una torcedura de tobillo, ni un esguince, fue una maldita fractura expuesta.
Jordan Dreamer, desde un país de olvido llamado Chile.